María Zechinelli nació en México en 1957, emergiendo como una figura destacada en el ámbito artístico y ambientalista. Su vida y obra están marcadas por su profunda preocupación por el medio ambiente y su comprensión de la evolución psicológica humana.

Desde temprana edad, María se sumergió en un mundo de fantasías y fábulas, encontrando en el arte una vía para contrarrestar las realidades desalentadoras que la rodeaban. Con dedicación incansable, canalizó su creatividad a través de coloridos lienzos ilustrados y obras literarias, buscando sembrar alegría en los momentos difíciles.

Con una formación en psicología, María adquirió una perspectiva aguda sobre las degradaciones y trastornos que afectan a la humanidad. Esta conciencia profunda la llevó a sentir una empatía sincera y un compromiso firme tanto hacia la humanidad como hacia el medio ambiente. En sus obras, emplea metáforas para promover la conciencia ambiental y la importancia de cuidar nuestro planeta, recordando a todos que la Tierra es el hogar compartido de todos los seres vivos.

Además de su destacada labor como artista y ambientalista, María es conocida por ser tetracrómata, lo que significa que posee la rara habilidad de percibir más colores que la mayoría de las personas. Esta sensibilidad visual única se refleja en su obra, añadiendo una dimensión especial a sus creaciones.

No obstante sus logros profesionales, María también es reconocida como una excelente madre, transmitiendo a sus hijos la importancia de infundir más colores en el mundo. Su legado trasciende el ámbito artístico, dejando una huella indeleble en aquellos que tienen el privilegio de conocerla y en la sociedad en general, inspirando a todos a mirar el mundo con nuevos ojos y a cuidar de él con amor y responsabilidad.